Dolor y soledad,
sufrimiento y escarnio.
Y tu espalda soporta
todo nuestro pesar,
todas nuestras cruces,
todos nuestros abandonos.
El gallo canta,
los amigos se dispersan.
Hazme San Juan, hazme María;
hazme siquiera Arimatea o Nicodemo.
Baja tu brazo de la cruz
y sé mi ancla.