Nuestra sede canónica se encuentra en plena Calle San Fernando, calle popularmente conocida como “Calle de la Feria”. Es esta una de los principales ejes urbanísticos de la ciudad, guardando en sus piedras centenarias historias de casas de mercado y de populares gremios que en siglos pretéritos se asentaron en las inmediaciones del antiguo Convento Franciscano. Dentro de las inmediaciones de la Calle de la Feria, debemos destacar la Plaza de la Corredera, centro cívico y social, con origen en el siglo XVII. Asimismo, y aún con más cercanía a nuestra sede, cabe mencionar algunos lugares de interés como la Plaza del Potro, lugar donde se encuentra el antiguo Hospital de la Caridad, hoy Museo de Bellas Artes.
La parroquia de San Francisco y San Eulogio, constituye un perfecto ejemplo del legado cristiano que nuestros predecesores dejaron en esta, nuestra ciudad de Córdoba. Fundado como Convento Franciscano en el siglo XIII, bajo la advocación de San Pedro el Real, fue suprimido en el siglo XIX, concretamente en 1812 y vendido a un particular en 1842, quedando solo la Iglesia, que pasaría a ser Parroquia ya bien entrado el siglo XIX [1].
En lo que respecta a su fisonomía arquitectónica, bien debemos comenzar hablando sobre el exterior de nuestra sede. En primer lugar, el Arco del Compás, vano de acceso al Compás de San Francisco, por el que cada Domingo de Ramos nuestra Cofradía transita bajo la atenta mirada de la imagen de San Francisco de Asís que corona el arco de medio punto. Tras este, el Compás que da acceso a la Iglesia propiamente dicho, enclave que, a pesar de las reformas constructivas basadas en las vanguardias urbanísticas de los últimos tiempos, ha sabido mantener la esencia de este emblemático lugar para todos los hermanos del Huerto. Digna de mención es la presencia de los retablos cerámicos de nuestros Titulares, así como del azulejo conmemorativo de la forzada visita que Nuestro Padre Jesús del Silencio, titular de nuestra hermana Hermandad del Amor, realizó en el Domingo de Ramos del año 1992. Además de éste, podemos encontrar el azulejo de la Virgen de los Plateros, inspirado en la obra de Valdés Leal. Finalizando con el análisis del Compás de San Francisco, debemos apuntar como, junto a la Iglesia se encuentra la última reminiscencia del antiguo claustro del primitivo convento. Crujías bicolores, dadas por el ladrillo y la piedra, constituyen un auténtico lugar de encuentro para los hermanos de nuestra Corporación.
En lo que respecta al interior de nuestra Parroquia, encontramos una Iglesia con nave central, crucero y cabecera tripartita. Principalmente deberíamos distinguir dos fases constructivas principales, a los que vendrían añadidos los sucesivos periodos de conservación de los diferentes bienes existentes. En primer lugar deberíamos hablar de la fase inicial, correspondiente al siglo XIII, de soluciones constructivas medievales, cuya reminiscencia principal aún se aguarda en la actual Capilla de la Inmaculada. Asimismo, debemos tener en cuenta una segunda fase de consolidación, ya con la llegada del estilo barroco, durante los siglos XVII y XVIII, fase en la que la Iglesia de San Francisco y San Eulogio adaptará la apariencia que hoy en día guarda.
[1] AAVV. Guía artística de la Provincia de Córdoba. Universidad de Córdoba. Córdoba, 1995.