Conservación del estandarte corporativo

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Durante los cultos de ayer y en la procesión de Nuestra Señora del Amparo, la hermandad ostentó de nuevo el estandarte corporativo, con la novedad de los trabajos de conservación y mantenimiento realizados por D. Joaquín Salcedo. En concreto, se le ha reacondicionado la forma, forrando de muletón el esqueleto y arreglando el cierre posterior, que estaba deteriorado. El interior del esqueleto y el asidero de la vara han sido forrados de terciopelo, se han arreglado los boquetes y el terciopelo en la faldeta, donde se han consolidado los bordados sobre bastidor. Asimismo, se han cosido de nuevo los flecos y el forro de la parte baja de la faldeta, y se ha reparado el cordón. Por último, se le ha realizado una limpieza del hilo de oro  y repaso de los hilos sueltos.

El estandarte fue realizado por el insigne artista D. Francisco Pérez Artés, sobre diseño de D. Antonio Garduño, en 1996. El atributo se desarrolla desde la parte inferior con decoración vegetal y floral en la que destaca un ramo central de mayor tamaño rodeado por elementos florales más pequeños. El borde de la pieza se remata por flecos dorados. La decoración más abundante se encuentra en la parte central, donde destaca principalmente el escudo de la Hermandad del Huerto. El programa iconográfico lo componen tres elementos principales. En el centro de la composición destaca un cáliz en representación del titular de la Hermandad Ntro. Señor de la Oración en el Huerto. A ambos lados se ubican dos pequeños tondos en relación a los otros dos titulares. El de la izquierda se decora con el símbolo mariano en representación de María Santísima de la Candelaria, y el de la derecha con una columna y dos látigos en representación del señor Amarrado a la Columna. Estos tres atributos iconográficos se rodean por dos ramilletes de olivo en alusión al pasaje de la oración en el huerto de los olivos. Este escudo se encuadra por un marco de rocallas vegetales y decoración floral que va estrechando su volumen a medida que asciende hasta cubrir todo el frente visible de la pieza. Por último, en el nudo de la vara que da paso al remate, se anuda de nuevo un cordón largo de color dorado que cae hacia abajo y concluye en borlas con flecos.