Constituyendo el culto público a Dios nuestro Señor y a su Madre, la Virgen Santísima, el fin principal de esta Hermandad y Cofradía, cumpliendo lo que señalan sus estatutos, celebra su principal acto de culto anual realizando su Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral, en la tarde – noche del Domingo de Ramos, acompañando a sus Imágenes Titulares, con el piadoso fin de visitar al Santísimo.
Los hermanos del Huerto, revestidos con su característico hábito, en silencio y guardando la debida compostura, acompañan a Nuestro Padre Jesús de la Oración en el Huerto, Señor Amarrado a la Columna y a María Santísima de la Candelaria, como nazarenos, costaleros o acólitos, pero siempre en la conciencia de celebrar un solemne acto de culto público que se repite con una fidelidad secular a unas formas propias de religiosidad.
El destino de la procesión es la Catedral de Córdoba. En ella se produce el milagro del encuentro, entre el verdadero Dios, y la representación de Dios orando en Getsemaní y flagelado en el patíbulo, en un impresionante silencio apenas roto por las oraciones “que allí se vierten”. Poco después la Santísima Virgen de la Candelaria se apresura para estar cerca de su hijo y de su terrible sufrimiento.
Tras el encuentro con Jesús Sacramentado y al haberse cumplido lo esperado, quedando, ya sólo, el regreso al templo que acogerá, durante un año, a las Sagradas Imágenes en la penumbra de su Capilla, recibiendo el cariño, las oraciones y las súplicas de sus hermanos, devotos y fieles hasta el siguiente Domingo de Ramos.